Finalmente, entre las 2045 vivencias presentadas al III Premio Orola de vivencias, la mía quedo semifinalista en la novena posición ("La mudanza") y aparecerá publicada en otoño en ese mismo puesto, en un libro que recogerá las 150 mejores.
Estoy tan feliz...
LA MUDANZA
Apenas subía seis palmos del suelo cuando mi tía me dijo que tenía que irme a vivir con ella. Yo pregunté por mi hermano, mis padres y mi tortuga, pero ella cambió de tema y me subió los calcetines. Miré hacia atrás y conté los escalones. Me gustaba saltarlos de dos en dos de la mano de mi hermano. La puerta estaba entreabierta y unos desconocidos con gorra y mono azul trasladaban cajas y muebles desde mi casa hasta un camión enorme aparcado enfrente. Volví a insistir y esta vez mi tía me dio un beso en la mejilla y me ató la bufanda. “Ya verás lo bonita que es tu habitación nueva. Tiene hasta un árbol de Navidad con tu nombre”. Luego me abrochó el abrigo, me ajustó las coletas y me acompañó al coche.
Esa noche y las siguientes no dormí nada. El parpadeo de la estrella no sirvió para velar mis sueños.
Esa noche y las siguientes no dormí nada. El parpadeo de la estrella no sirvió para velar mis sueños.
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