martes, 27 de abril de 2010

MARIPOSA


Hoy, en ayunas, mientras disparaba la imaginación para elaborar unos micros, una mariposa blanca del tamaño de una mandarina golpeó con fuerza el cristal de la ventana. Al principio me asusté. Pensé que quería suicidarse. Luego la invité a pasar y revoloteó por el salón, posándose en el sofá, el bonsái, los cuadros y el Mazinguer Z. Bailamos. Me solté las coletas, me desnudé y dejé que me cazara. No sé el tiempo que permanecimos juntas, disfrutándonos, deseándonos, ni por qué eligió colarse en el único metro de sol que podía ofrecerle esta mañana… Lo cierto es que cuando decidió marcharse, ningún vecino cotilla espiaba mis temblores.

2 comentarios:

  1. Genial, como siempre. Realmente precioso, huele a primavera.
    Justo hoy pensaba en que hacía tiempo que no te leía. Bicos!

    ResponderEliminar