Hoy, en ayunas, mientras disparaba la imaginación para elaborar unos micros, una mariposa blanca del tamaño de una mandarina golpeó con fuerza el cristal de la ventana. Al principio me asusté. Pensé que quería suicidarse. Luego la invité a pasar y revoloteó por el salón, posándose en el sofá, el bonsái, los cuadros y el Mazinguer Z. Bailamos. Me solté las coletas, me desnudé y dejé que me cazara. No sé el tiempo que permanecimos juntas, disfrutándonos, deseándonos, ni por qué eligió colarse en el único metro de sol que podía ofrecerle esta mañana… Lo cierto es que cuando decidió marcharse, ningún vecino cotilla espiaba mis temblores.
ASÍ ESCRIBEN NUESTROS AUTORES
-
*«… **Isidoro de Sevilla, un siglo antes, ya había defendido la unidad de
una Hispania bajo la fe católica que vertebrase a todos los habitantes de
...
Hace 3 horas
Genial, como siempre. Realmente precioso, huele a primavera.
ResponderEliminarJusto hoy pensaba en que hacía tiempo que no te leía. Bicos!
Ay que hermosura niña!!
ResponderEliminar